No puede ser.

Noventa por minuto. Ese el número de focas de entre tres y cuatro semanas de edad que los cazadores canadienses matan. Y cada año, en una temporada se cazan más de 320.000 focas arpa en una verdadera masacre. De esta cifra, alrededor de 90.000 focas arpa son cazadas en los hielos que rodean las islas Magdalena. Las restantes 230.000 son matadas en las aguas del Atlántico frente a la isla de Terranova. Todo finaliza en un gran asesinato en masa. La caza de estas focas arpa no es un asunto limpio, con edades de entre tres semanas y dos meses, son golpeadas en la cabeza con estacas o disparadas con rifles.

Aunque existan regulaciones del gobierno canadiense que señalen que el primer golpe tiene que ser mortal para evitar el sufrimiento de los animales, se afirma que muchas focas siguen conscientes tras el estacazo inicial ya que los cazadores no se aseguran de la muerte del animal porque lo consideran una “pérdida de tiempo”.

Una vez los animales son capturados son despellejados ya que prácticamente la única parte de estos mamíferos marinos que tiene valor comercial es la piel. En el 2001, un equipo de veterinarios que fue a presenciar la caza, documentó numerosos casos en los que las focas eran despellejadas vivas como consecuencia de su descorazonado procedimiento, el cual consiste en que primero los cazadores aturden todas las crías de focas posibles antes de regresar a matarlas. Las focas que no están agonizando de dolor en el suelo, tratan de escapar, pero son torpes sobre el hielo, empujando sus pequeños cuerpos regordetes con un aleteo descoordinado. A otras focas se les dispara a distancia y luego son arrastradas del hielo usando ganchos de acero. Cuando ya todas se encuentran inmovilizadas, se las voltea una por una sobre su dorso y se la despelleja. Si la foca lucha o se resiste se la voltea sobre su estómago, se la golpea varias veces más y luego se termina de despellejarla.

Muchos cazadores justifican estos métodos porque lo consideran una especie de revancha porque creen que las focas se comen todo el bacalao, un mito fomentado desde 1996, pero que se ha desmentido científicamente cuando se demostró que han sido años de explotación pesquera excesiva el culpable real. Además, el gobierno canadiense engaña al público comparando la caza comercial de las focas con la matanza de animales de granja en la industria alimenticia. Pero está mal comparar estas dos cosas porque, a diferencia de los mataderos, la caza de foca es impredecible, es una cacería de animales salvajes inmanejable que tiene lugar bajo muy malas condiciones.

La cacería comercial de focas en Canadá resulta ser una cosa inaceptable, no puede ser que hagan sufrir y maten a crías de focas solo para hacer un poco de dinero vendiendo sus pieles. Tenemos que hacer que termine este asesinato, y tenemos que hacerlo ya.

No puede ser que maten a mas de 320.000 focas bebes por temporada sin siquiera importarles si completaron su ciclo de vida o no, es decir si ya se reprodujeron y siguieron su especie. Tenemos que hacer que termine este asesinato, y tenemos que hacerlo ya.

No puede ser que las despojen de su piel mientras todavía están consientes y sienten ese terrible dolor, eso es algo antiético y tenemos que hacer que termine, y tenemos que hacerlo ya.

No podemos seguir en un mundo con estas condiciones, es algo inaceptable, y si entendemos la gravedad de esta problemática, tenemos que hacer que termine y tenemos que hacerlo ya.

Sumémonos a las campañas en contra de estas injusticias y acabemos con estos terribles asesinatos. Participemos de fundaciones como "Altarriba", "HSUS" o "IFAW" y firmemos sus peticiones para la realización de sus proyectos y soluciones a este tema. Dejemos de comprar productos provenientes de la piel de las focas para que los cazadores dejen de obtener dinero haciendo esta actividad. No puede ser que nos quedemos de brazos cruzados, tenemos que hacer algo al respecto y tenemos que hacerlo ya.

No puede ser que siga esta situación.

Audio:

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