Orígenes del español
El español proviene del latín y pertenece a la familia de las lenguas románicas o romances. Dentro de esta categoría, pertenece a un subgrupo llamado iberorrománico, el cual está conformado por el español, el portugués, el catalán, el gallego, el valenciano, el bable (asturiano) y el aragonés. Al principio el latín era la lengua de la ciudad de Roma, pero con la expansión del imperio, el latín pasa a ser la lengua de toda la Península Itálica y sus provincias, aunque con el tiempo, adquiere un matiz regional en cada zona de la península.
Las lenguas prerromanas de Hispania (el vasco, la ibera, la cultura celtíbera, la indoeuropea de los lusitanos, la no indoeuropea de los tartesios y el lenguaje de los griegos y fenicios) funcionaron como sustratos del español. La más importante es el vasco, la cual es la única de las lenguas prerromanas que se habla hoy en día. Lo que se puede atribuir a esta, son rasgos fonológicos y léxicos en el español moderno.
Los árabes ocuparon y se hicieron cargo de la Península Ibérica por 7 siglos, por lo tanto existe una gran influencia árabe en el español en cuanto a aportes culturales como la agricultura, la arquitectura, el comercio, la medicina, la ciencia y las matemáticas.
Las palabras de origen amerindio reflejan el proceso de descubrimiento, conquista y colonización. La incorporación de palabras amerindias muestra la necesidad de palabras nuevas para cosas nuevas. Algunas Contribuciones de las lenguas amerindias provienen del pueblo guaraní, mapuche, náhuat, quechua y taino.